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Blog Levante Clinic Group

20 Mayo, 2019

Por Bárbara Frau Ferrer

Dietas milagro

 

Existen ciertas épocas del año, en las cuales la población recurre a dietas “milagrosas” con el fin de perder peso en un espacio relativamente corto de tiempo, las cuales no están bajo la supervisión de un dietista-nutricionista y pueden resultar perjudiciales.

 

El seguimiento de estas dietas extremas, a demás de los problemas de salud que pueden acarrear, puede llevar a lo que conocemos hoy como “efecto yoyo”, con el que se recupera más peso del que se había perdido. Dicho efecto se produce debido a una restricción energética elevada, y como consecuencia se reduce el metabolismo o el gasto energético, se utiliza el glucógeno hepático para el mantenimiento de la glucemia, se emplean aminoácidos para la síntesis de glucosa, disminuyendo así las proteínas y aumentando la urea en orina; y se forman cuerpos cetónicos, debido a la baja ingesta de hidratos de carbono, creando así una acidosis. En este tipo de dietas, la pérdida de peso tiene lugar a expensas de las proteínas y del agua, donde el individuo perderá masa muscular en lugar de grasa.

 

Para evitarlo, la pérdida de peso debe ser lenta y permanente, es decir, se debe alcanzar el peso deseado poco a poco, y una vez conseguido, intentar mantenerlo en el tiempo. La pérdida de peso óptima se consigue mediante el cambio de los hábitos de alimentación y de vida, para ello es imprescindible acudir a un profesional de la salud, como son los dietistas-nutricionistas, que acompañarán al paciente en este proceso, asegurándose de que la pérdida de peso ocurre de manera lenta y saludable.

 

La dieta que se lleve a cabo, a demás de tener como fin la pérdida de peso, debe asegurar un estado de salud óptimo del individuo durante el proceso. Para ello, el plan de alimentación debe ser individualizado y equilibrado, acompañado siempre de actividad física. La restricción energética no debe de ser radical, ya que el rango de pérdida de peso que se considera saludable esta entre 0,5 – 1 kg/semana. Por otra parte, la educación alimentaria juega un papel muy importante.

 

La educación alimentaria es fundamental para el mantenimiento del peso tras el proceso de “dieta”. Las elecciones alimentarias adecuadas, y el ser conscientes de lo que se consume van a ser clave. Un cambio de hábitos asegura un mantenimiento del peso y un estado de salud adecuado a lo largo de toda la vida.